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CASA DEL SOL FERNANDEZ

La casa invita a detenerse y permanecer sencillamente en el lugar,
donde sin moverse se puede contemplar el cambio aparente de las cosas
que son siempre las mismas.
El recorrido de la luz y de la sombra atrapadas en las rugosidades,
o la forma quebrada de los muros, retienen en un interior abierto
a lo inesperado que sorprende con lo que ocurre afuera.
Una casa es la morada donde hombres, mujeres y niños,
pueden ser ellos mismos, con ellos mismos, y con los demás.
La casa es una leve y constante variación del mundo interior conocido,
que sugiere otros sin desconcertar, para establecerse en paz,
y crear también algo nuevo.
Pero crear es tal vez equivocarse: esta casa muestra en los defectos aparentes, la cualidad escondida de las cosas que acompañan la vida,
cuya belleza es ser en plenitud como son, y no como “deberían” ser.
La belleza de una casa, de un barrio, o de una ciudad,
que para la mayoría se presenta desordenada y fea,
sólo aparece cuando una mirada afectuosa, o una palabra poética,
le dan sentido a las cosas.
Sólo cuando un poeta la llamó “alameda”, apareció la belleza
de dos largas hileras de árboles iguales.
Casa del Sol Fernández
Memoria
Fotos Ficha técnica